La gobernanza es una manera de gobernar caracterizada por la
interacción entre la pluralidad de actores presentes en el territorio
(públicos, privados, sociedad civil, etc.) que participan en la formulación de
las políticas públicas, y reconocen el papel del gobierno como promotor y
coordinador de los objetivos de la acción pública resultante de dicha
interacción entre actores.
En este sentido, los territorios turísticos son lugares en
donde la diversidad de actores que interactúan tienen relaciones complejas,
dinámicas y diversas, al existir una multiplicidad de actores con ideologías,
intereses y objetivos diferentes, muchas veces contradictorios; estos actores
pueden ser internos y/o externos al destino, ser de carácter público y/o
privado, que responden a necesidades propias de la actividad turística y/o que
complementan a la actividad, etc. Dada esta complejidad relacional, los
destinos turísticos requieren de una aproximación plural en cuanto a su
gestión.
Hay que tener en cuenta que para el turista es irrelevante
que los bienes y servicios que consume en el destino turístico pertenezcan a
actores de distinta naturaleza, y que tengan o no algún tipo de relación entre sí;
sin embargo, para la configuración y el propio desarrollo del destino es
indispensable que dichas relaciones se produzcan.
Asimismo, mientras que para
la demanda el destino forma una unidad, la oferta se compone de una
multiplicidad de actores que son los productores de dichos bienes y servicios.
Esta asimetría representa una importante singularidad de la actividad turística
de la que no siempre son conscientes ni actores públicos ni privados. Esto ha
provocado que los modelos de gestión que han imperado hasta el momento no hayan
tenido en cuenta la complejidad relacional de la propia actividad. Por ello, no
se ha asumido la necesaria integración de los diferentes actores que participan
en la concepción y definición de las políticas que les afectan.
La implementación de la gobernanza territorial en destinos
turísticos podría aportar algunas avances en cuanto su gestión. De forma muy
escueta, dichas mejoras se podrían resumir en las siguientes: (1) Se fomenta la
revitalización de la vida política; (2) Se estimula la participación de los
actores involucrados en la toma de decisiones (decisiones multilaterales); (3)
La participación simétrica supone que una amplia variedad de intereses y
valores que serán tenidos en cuenta, lo que favorece el principio democrático;
(4) Se disminuye el costo de la resolución de conflictos a largo plazo que
podrían derivar de decisiones unilaterales; (5) Las decisiones pueden alcanzar
una mayor aceptación y legitimación social al dar voz a todos aquellos que se
ven afectados por el turismo (administración, empresariado local,
intermediación, transportes, residentes, etc.); (6) Se hace uso de los
conocimientos de todos los actores involucrados para asegurar que las
decisiones estén bien informadas y sean apropiadas; (7) Las decisiones públicas
se enriquecen con la información, conocimientos, ideas y capacidades de los
actores interesados; (8) Se crea un clima social favorable entre los
interesados, al fomentar la confianza, la reciprocidad, la transparencia y el
sentimiento de pertenencia; (9) Se agiliza la funcionalidad de los procesos de
decisión al tratar los problemas que realmente interesan a los actores; y (10)
Puede reequilibrar las asimetrías de poder al aportar canales adicionales de
influencia más allá de las estructuras formales.
*Oswaldo Ledesma González
Profesor Escuela Universitaria de Turismo de Santa Cruz de Tenerife (EUTUR)
Miembro del Grupo ReinvenTUR 2.0
Contacto: oswaldoledesma@live.com
Profesor Escuela Universitaria de Turismo de Santa Cruz de Tenerife (EUTUR)
Miembro del Grupo ReinvenTUR 2.0
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